jueves, 2 de marzo de 2017

En busca de mas tesoros...

Te recomiendo visitar:
http://www.museotamayo.org/
http://www.museomuraldiegorivera.bellasartes.gob.mx/
http://www.polyforumsiqueiros.com.mx/
http://www.gob.mx/cultura
http://www.turibus.com.mx/index.php?s=Inicio

Set Murales y algo mas

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Video.

Miembros destacados del muralismo mexicano


David Alfaro Siqueiros (1896–1974)



Originario de Chihuahua, con solidas convicciones políticas a favor del arte público y monumental. Sus pinturas murales exaltan la vida del pueblo con influencias surrealistas y expresionistas al servicio de un exaltado combate político que lo define. Entre ellas se destaca “La Marcha de la Humanidad” del Poliforum Cultural Siqueiros de la Ciudad de México, que representa una gran metáfora sobre las luchas del hombre y la mujer a través de la historia; la búsqueda de una mejor sociedad para todos. 

La Marcha de la Humanidad

El Coronelazo

El tormento de Cuauhtémoc

 José Clemente Orozco (1883–1949)



Célebre muralista originario de Jalisco con formación como pintor autodidacta. Comienza su carrera a través del dibujo y la caricatura de tema social. Desde 1922 participa en México con Siqueiros y Rivera en los comienzos del movimiento muralista. Se traslada a vivir a EU en 1927 donde pinta importantes murales en diversas instituciones. Regresa en 1934 para seguir su movimiento con murales sobre temas mexicanos, pero sin el fuerte componente político de Rivera y Siqueiros. Uno de los más representativos es “Hombre de fuego”. 

Hombre de fuego
Se dice que es la obra maestra del muralismo. Está hecha en la superficie cóncava de la Capilla Mayor de Instituto Cultural Cabañas, uno de los edificios antiguos más emblemáticos de Guadalajara, Jalisco, México. Se dice que podría ser un autorretrato de Orozco porque “El hombre de fuego” es manco, igual que su autor.

Miguel Hidalgo

El mural está dedicado al sacerdote Miguel Hidalgo, quien inició la Independencia de México. Orozco lo retrata con la antorcha de la libertad en mano. La obra está sobre las escaleras del Palacio de Gobierno en Guadalajara, Jalisco, y mide 4 mil metros cuadrados. Fue el último mural que pintó.

Prometeo
Orozco pintó este mural en 1930 durante su estancia en Estados Unidos. Se encuentra en Pomona College de Claremont, California, y enmarca a este ser mitológico griego que le presenta el fuego a los seres humanos como un regalo preciado que ha robado a los dioses, con él ilumina a las diversas figuras que representan a la humanidad.

Diego Rivera (1886–1957)


Originario de Guanajuato, considerado una de las figuras claves de la plástica mexicana del siglo XX. De 1896 a 1902 estudió en la academia de San Carlos y trabajando en su taller tiene influencia de José Guadalupe Posada. Estudió pintura en Europa a partir de 1907 y regresó a México en 1921 para integrarse con un estilo de formas planas, simplificadas y decorativas en el movimiento muralista que narra la historia social y política de México. Entre sus murales importantes se encuentran los del Palacio de las Cortes de Cuernavaca, los de Bellas Artes en la Ciudad de México, en Detroit Institute of Arts o el del Rockefeller Center de Nueva York, que es destruido antes de que lo acabe por tener un retrato de Lenin. 

El Hombre controlador del Universo, Diego Rivera (1934)

La Historia de México, Diego Rivera (1929-1945)

La creación, Diego Rivera(1922)

Rufino Tamayo (1899 – 1991)


Originario de Oaxaca. Estudia en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Ciudad de México entre 1910 y 1919. Practica una temática alejada del sentido social y político de sus compañeros. Se interesa en trasmitir emociones a través del color y la forma, creando figuras de apariencia monumental sobre fondos de color opaco que ofrecen una especial profundidad. Algunos de sus murales más relevantes, son “Dualidad”, en el Museo Nacional de Antropología y “El nacimiento de la nacionalidad” en Bellas Artes.

Daulidad.


Nacimiento de nuestra nacionalidad.

Grandes obras en grandes edificios.

Los muralistas pintaron en las paredes de recintos emblemáticos como la Escuela Nacional Preparatoria (Antiguo Colegio de San Ildefonso), la Secretaría de Educación Pública y el Palacio Nacional. A partir de este momento, la creación de murales en diferentes recintos públicos tuvo un importante impacto, tanto por la necesidad de hacer prevalecer los valores revolucionarios y postulados sociales, como por mantener una cierta unidad artística, lo que generó que el movimiento alcanzara su momento más alto. Aunado a esto, empresas de iniciativa privada como hoteles y bancos, comenzaron a encargar a diferentes artistas, producción de murales para sus edificios. 


Antiguo Colegio de San Ildefonso.Justo Sierra 16, Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX 

 Secretaría de Educación Pública.Argentina #28 Centro Histórico, Ciudad de México, CDMX
Palacio de bellas Artes. Av. Juárez, Centro Histórico, 06050 Ciudad de México, CDMX 

Palacio Nacional. Plaza de la Constitución S/N, Centro, Cuauhtémoc, Ciudad de México, CDMX







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miércoles, 1 de marzo de 2017

Historia

El Muralismo Mexicano es uno de los géneros artísticos más distintivos de América Latina. Tiene su origen en la Revolución mexicana de 1910, paralelamente al movimiento de transformación en México. Sin embargo, no es hasta 1921 cuando inicia formalmente el Movimiento Muralista Mexicano, año en que José Vasconcelos, uno de los principales intelectuales mexicanos, asumió funciones como Secretario de Educación Pública bajo el Gobierno del Presidente Álvaro Obregón, quien comisionó a distintos artistas a pintar una serie de murales en las paredes de la Secretaría Nacional y la Escuela Nacional Preparatoria. A partir de ese momento, la Escuela Muralista Mexicana comienza adquirir prestigio internacional no sólo por ser una corriente artística, sino por ser un movimiento social y político de resistencia e identidad, con imágenes a través de la diversidad de sus componentes estilísticos que retratan temas como la revolución, la lucha de las clases y al hombre indígena. 
El muralismo mexicano tuvo su periodo de producción más prolífico en el periodo comprendido entre 1921 a 1954. A pesar de ser un movimiento plástico con diferentes etapas, mantuvo como constante el interés de los artistas por plasmar la visión social que cada uno de ellos tenía sobre la identidad nacional.
La primera fase del muralismo en México se enmarca durante la presidencia del general Álvaro Obregón. Con la llegada de José Vasconcelos a la Secretaría de Educación Pública, se impulsó un nuevo proyecto cultural y educativo. Al término de la lucha revolucionaria la iniciativa pudo llegar a buen puerto y abrir uno de los capítulos más importantes en la historia de la cultura mexicana, cuando Roberto Montenegro realizó el mural El árbol de la vida, en el ex Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, hoy Museo de la Luz. En esta primera etapa, se abordaron temas relacionados a la naturaleza, la ciencia y la metafísica.
En la segunda fase del movimiento, identificada entre 1934 y 1940, el muralismo entró en una etapa de reflexión, como consecuencia del contexto político nacional. Los artistas sostuvieron intensas discusiones sobre los caminos que en ese momento debería tomar el muralismo; fue así que se fundó la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y el Taller de la Gráfica Popular, ambos con la intención de mantener en el movimiento muralista, un arte comprometido con las masas obreras y campesinas. La política interior asumida por el gobierno cardenista, así como la política externa con una clara oposición al fascismo, influyó en que los pintores jóvenes, que no participaron directamente en la Revolución se relacionaran con ella viéndola como el símbolo de un cambio internacional, por lo que entendieron el movimiento revolucionario no sólo como una lucha armada interna, sino como parte de una revolución mundial. Razón por la cual, en esta etapa se adoptó un discurso nacionalista y revolucionario.
La creación de murales en diferentes recintos públicos tuvo un importante impacto, tanto por la necesidad de hacer prevalecer los valores revolucionarios y postulados sociales, como por mantener una cierta unidad artística, lo que generó que el movimiento alcanzara su momento más alto. Aunado a esto, empresas de iniciativa privada como hoteles y bancos, comenzaron a encargar a diferentes artistas, producción de murales para sus edificios. De esta manera, hubo poco a poco una modificación en los contenidos de las obras, algunos artistas comenzaron a omitir aspectos de la lucha revolucionaria para abordar temas más generales; así se dio origen a la tercera y última fase del muralismo, en la que se ampliaron los horizontes de acuerdo a los intereses de cada artista, aunque sin duda, prevaleció la intención de mostrar un compromiso social y político y una intención por exaltar el arte popular, el pasado indígena y lo mexicano.